Se adelanta el juicio del dueño de Blankko, y presidente de Torremuelle, por supuesto tráfico de drogas



El Juzgado de lo Penal número 3 de Málaga ha adelantado al próximo 10 de septiembre el juicio oral contra el presidente de la urbanización Torremuelle y propietario del famoso restaurante Blankko, Kamran Motamedi, por un presunto delito de elaboración, tenencia y tráfico de drogas.

El juzgado de lo Penal fijó inicialmente la vista para el pasado 11 de febrero, pero decidió aplazarlo al 4 de noviembre debido a que el abogado de uno de los implicados, H.D.L.R.B., el que fue también abogado de la Comunidad General de la urbanización Torremuelle, no podía presentarse al juicio porque supuestamente tenía problemas de salud. A finales del pasado mes de abril, el Juzgado notificó a las partes que el juicio se adelantaría al próximo 10 de septiembre a las 10:30 horas en la Ciudad de Justicia de Málaga.


Según se ha podido saber, algunos testigos apuntan a Kamran Motamedi como el supuesto cabecilla del laboratorio desmantelado por la Guardia Civil en una vivienda de Alhaurín de la Torre en marzo de 2012, donde, según informó varios medios de comunicación, se pretendía cultivar marihuana a gran escala, habiendo intervenido más de 64 kilos de droga y detenido a dos personas, una de nacionalidad iraní y otra argentina, como presuntas autoras de un delito contra la salud pública (ver AQUÍ).

Al parecer, los materiales incautados por la Guardia Civil estuvieron, supuestamente, depositados meses antes en los almacenes que posee la comunidad de propietarios de Torremuelle y en el sótano del Hotel Vista de Rey, establecimiento ubicado también en esta urbanización.


Tras tener conocimiento de esta imputación, la Asociación VETO (Vecinos de Torremuelle) solicitó a la Junta Directiva de la comunidad de propietarios la dimisión de su presidente, Kamran Motamedi, ya que este hecho perjudica seriamente la imagen de esta urbanización. A fecha de hoy, aún no se ha pronunciado la Junta Directiva (ver AQUÍ).

Es preciso señalar que Torremuelle es una de las urbanizaciones más importante de Benalmádena, y que Motamedi representa a más de 2000 vecinos, mucho más que algunos alcaldes de diversos municipios de nuestra provincia.




En agosto de 2013 agredió, presuntamente, a un vecino de Torremuelle

Esta imputación no es un caso aislado. Según hemos sabido, Kamran Motamedi cuenta "con antecedentes penales no computables" y tiene pendiente otro procedimiento judicial por un caso ocurrido en agosto de 2013 donde agredió, presuntamente, junto a su hermano, a un sexagenario vecino de esta urbanización, causándole la pérdida total de la visión de un ojo, cuando dicho vecino accedió a la zona pública de la Torre Vigía (AQUÍ). Según la denuncia que consta en los juzgados, los hermanos Motamedi habrían agredido a nuestro vecino, de 60 años de edad, propinándole serios golpes en el ojo izquierdo y en la cabeza mientras otros dos hombres lo sujetaban e inmovilizaban, además de numerosas patadas por todo el cuerpo cuando nuestro vecino habría sido tirado al suelo por los presuntos agresores. Aún no hay fecha para el juicio por el que le podrían imponer tres años de prisión.


El propietario de Blankko ha hecho y deshecho, a su antojo, en Torremuelle y en la zona pública de la Torre Vigía con el "beneplácito" que le otorgó el anterior gobierno municipal del Ayuntamiento de Benalmádena (PP y UCB).

Es bochornoso ver cómo algunos imputados tienen más crédito ante ciertos cargos públicos y funcionarios de este ayuntamiento que quienes se atreven a denunciar públicamente lo que tantos callan, lo que algunos ocultan y lo que muchos permiten.

Todos los vecinos saben que Motamedi lleva años campando a sus anchas por Torremuelle, haciendo y deshaciendo a su antojo debido al "beneplácito" que le otorgó el anterior gobierno municipal del Ayuntamiento de Benalmádena (PP y UCB), donde a pesar de las numerosas denuncias que los residentes han realizado en el consistorio por las actuaciones de este señor en las zonas públicas de esta urbanización, así como también en su restaurante Blankko y en la zona protegida de la Torre Vigía, el ayuntamiento y sus responsables siempre miraron para otro lado, ignorado a los residentes (AQUÍ). Hasta tal punto que tuvieron que acudir al Defensor del Pueblo, quien aceptó a trámite la queja de los vecinos en cuestión de días (AQUÍ). A pesar de ello, la oficina del Defensor también sufrió la lentitud de la corporación municipal, que zancadilleó durante meses la investigación y las quejas de los residentes (AQUÍ).

Un ejemplo de auténtico descaro por parte del anterior gobierno municipal ocurrió el verano del año pasado. Los vecinos recogieron más de 100 firmas de vecinos para que el ayuntamiento tomara medidas por el exceso de ruido del restaurante Blankko (AQUÍ). Y la respuesta de la ex alcaldesa, Paloma García (PP) fue concederle varias autorizaciones para poder dar conciertos en directo en su terraza (AQUÍ).

Al parecer, gestos como estos últimos no han sido los únicos. Los más sorprendente fue cuando se inauguró el restaurante Blankko, propiedad de Motamedi, que aunque el ayuntamiento tenía constancia de las numerosas denuncias interpuesta por los residentes y de la agresión sufrida por un vecino en la zona colindante del citado restaurante, tres concejales de PP acudieron a dicho evento. Con lo que propició, con su presencia, la promoción del local en los distintos medios de comunicación. La ex regidora, Paloma García Gálvez, no pudo acudir, pero mandó en su representación a la que fue edil de Vías y Obras, Concha Cifrián, quien dio un discurso donde agradeció “la buena labor” de la familia propietaria del mismo: los señores que se saltan y se ríen de la burocracia y hacen barbaridades en una zona histórica-artística. Junto a Cifrián también acudió la ex edil de Cultura, Yolanda Peña, y el ex concejal de Turismo, Juan Adolfo Fernández.




¿Qué hacía la concejala Concha Cifrián (PP) en una cafetería con un presunto traficante de drogas con antecedentes penales?

La cosa no queda ahí. Según nuestras fuentes, a mediados del mes de agosto de 2013 sobre la 1 de la tarde, la concejala del PP de Benalmádena, Concha Cifrián, estuvo tomando una consumición en una cafetería de Torremuelle con el dueño de Blankko, Kamran Motamedi (camisa blanca en las fotos), y dos señores más. Por lo visto estuvieron sentados en la terraza del establecimiento, charlando muy amigablemente, se echaron unas risas y antes de salir del establecimiento se dieron dos besos y un abrazo.

Ante este acontecimiento, los vecinos se plantean varias cuestiones: ¿De qué estuvieron hablando? ¿De negocios…? ¿Pudieron haber cerrado algún trato? ¿Qué trato? ¿Qué acuerdos? ¿Por qué quedan en una cafetería y no en un despacho? ¿Cualquier vecino se puede reunir fácilmente con nuestros gobernantes… y además en una cafetería… como los amigos… los colegas? ¿Es normal que nuestros políticos que dicen ser "honestos" se sienten a charlar y a reír en una cafetería con un presunto traficante de drogas y con antecedentes penales y pendiente de un juicio en el le pueden caer como mínimo 3 años de cárcel por agredir brutalmente a un señor? ¿Estas amistades de nuestros políticos nos aportan confianza? ¿Nos podríamos fiar de ellos? ¿Son los idóneos para que nos representen?





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